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Ninguno se hizo la prueba, porque no había cupo y porque
esta son caras, pero los síntomas eran de COVID-19, como lo eran los de su
padrino y las compañeras de trabajo de su madre que sí dieron positivo y que el
9 de marzo pasado celebraron juntas su cumpleaños número 52 en su casa.
“Yo fui la última, a mi mamá y a mí no nos dio fiebre, solo
dolor muscular, un dolor de cabeza horrible y decaimiento. Ese sábado me pongo
a leer más, ahí veo los síntomas, uno de ellos, la pérdida del olfato y del
gusto porque ese día mi enamorado y mi mamá no olían nada, les ponían cloro en
la nariz y no lo percibían; entonces dije: “lo tenemos”.
Ese mismo día Nicole
fue donde su papá: “tenemos que conversar”, le dijo, “creo que tenemos el
virus”. Eso fue horrible. Me puse a llorar, vi la muerte, pero “sabes qué, me
limpié las lágrimas y les dije vamos a salir de esto”, Y empezaron las
infusiones, los té. No quisieron acudir a las clínicas porque en ella la gente
se pone más preocupada al ver a los pacientes enfermos; tampoco estuvieron
atentos a las noticias, porque estas deprimen.
Nicole se dio cuenta de que sus
pulmones tenían problemas porque subía el segundo escalón y se cansaba, ahora
no pasa eso. “Ya no me ahogo”. “Hacíamos té de sábila con limón; canela con
limón; leche con ajo y canela; té de jengibre con limón, día y noche y en la
mañana jugo de tomate y antes del almuerzo jugo de limón”, Las vaporizaciones
fueron parte de esta rutina de medicinas caseras para descongestionar los
pulmones. Las vaporizaciones con eucalipto, mentol, aguardiente, que dejaban
hervir todas las noches, se hacían antes de dormir y además “nos frotábamos
mentol en la espalda y en los pies”. Además, preparaban agua de romero,
alcanfor, aguardiente y mentol concentrado.
Obligatoriamente los ocho miembros
se bañaban entre las 12:00 a 15:00 para evitar que los pulmones se afecten.
Ahora “mi familia está bien”. Su enamorado solo tiene tos, que le va disminuyendo.
Nicole Toledo cuenta que lo importante es no desesperarse cuando se tenga
problemas de respiración, porque son pasajeros. El problema es que si el
paciente lo puede resistir. Tiene que concentrarse, mentalizarse en otra cosa,
para que pasé, si tomas los medicamentos mejoras. La bebé pasó tres días sin
comer, porque había perdido el olfato, pero un remedio para despertarle el
apetito la ayudó y hoy es un “remolino”. Durante el encierro fue clave la
distracción. “Jugábamos para entretenernos, veíamos películas, series, a mi
mamá no le dio fiebre y ella cocinaba sopas; comíamos papaya, uvas, sandías
para estar hidratados”.
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